Onda <br>de choque

Onda
de choque

El tratamiento con ondas de choque extracorporales ya tiene su lugar fijo en la mayoría de los países del mundo. Lo que ha dado buenos resultados durante décadas en la fragmentación de cálculos renales, se está usando desde hace unos años también en la ortopedia, cirugía, reumatología y rehabilitación.

Como ocurre con toda forma terapéutica nueva, el éxito del tratamiento con las Ondas de Choque crece también con la experiencia en el uso del aparato.

EL PRINCIPIO DE LAS ONDAS DE CHOQUE

Impulsos acústicos generados neumáticamente son introducidos en el cuerpo sobre una gran superficie mediante un aplicador de ondas de choque libremente móvil y afectan  toda la zona de dolor.

Los equipos de ondas de choque Shockmaster son generadores de ondas de choque balístico accionado por aire comprimido.  La generación de las ondas de choque se realiza mediante una balística precisa en el aplicador de ondas de choque.

El aire comprimido acelera un proyectil. El movimiento y el peso del proyectil juntos producen energía cinética. Cuando el proyectil da con una superficie inmóvil (transmisor de choque), esta energía de movimiento se transforma en energía acústica.  Este impulso acústico se acopla mediante una tapa de protección  o con ayuda  de gel en el tejido que  se debe tratar.

En la actualidad, la literatura médica clasifica los aparatos que operan según este principio de funcionamiento generalmente como sistemas de ondas de choque extracorporales.

Desde el punto de vista físico, sin embargo, las ondas de choque  no son iguales que ondas de presión. En el caso de las ondas de choque, se trata de disturbios acústicos especiales en la dimensión de un microsegundo con tiempos  de subida  de pocos  nanosegundos y amplitudes  de presión  de aproximadamente 10-100  MPa. Por otro lado, las ondas de presión se refieren a la totalidad de fenómenos acústicos que se propagan en forma de ondas en un medio (por ejemplo, agua, tejido).

RESULTADOS DE LAS ONDAS DE CHOQUE

Con toda seguridad, las zonas de dolor tienen una mejor circulación sanguínea después del tratamien­to lo que mejora a largo plazo el metabolismo en las zonas natural­mente poco vascularizadas. La re­petición del tratamiento aumenta el efecto de las ondas de choque lo que señala a efectos secunda­rios como están descritos en la teoría de la memoria asociativa de dolor, por ejemplo